Hay en cada rendija un sol que sopla
un aire perdido que asoma a tu cuerpo
en cada momento, en cada pasillo,
un cuerpo enredado, un silencio y un grito.
Hoy regresa una tarde cada vez que las horas
en su avance mortal una letra me apresa
una línea, una frase, y la tarde comienza;
y la tarde se enreda en el cuerpo que nace,
que imagina las horas y el pasillo y el grito
y el avance mortal y el silencio y su ruido.
Y aquel aire que sopla atraviesa la herida
es rendija que asoma y es la luz que te traza,
donde soplan los soles, el viento, la vida.
Thursday, September 27, 2007
Ya de regreso
Después de abandonarte vuelvo a ti. Vuelvo a retomar el blanco lienzo y me desvelo pensando en las posibles imágenes, en el posible pasado, en el ya conocido porvenir. Miro como quienes vagan en el desierto y te miro en cada grano que levanta el aire. No sé por dónde comenzar de nuevo, ni de dónde asirte para que me levantes. Pero aquí me tienes, no prometo salir de ti con la piel intacta. Me he descubierto d nuevo en ti, pobre, humilde, desierto. Pero abrevo de ti y vivo, letra intacta, querida Poesía.
Tuesday, September 11, 2007
Me quedo pensando. Miro por esta enorme ventana que se levanta enfrente de mí. Es enorme, es muy larga.
Afuera está anocheciendo. De alguna manera, no sé cómo, la ciudad se fue despejando, y hoy se ve un cielo demasiado claro. Estoy pensando, y escribo lo que pienso. Los árboles parecen espectros, profundos como la luz de tus manos. (No sé que decir, es cierto, a veces mi ánimo se derrumba).
¡Ir me suena tan raro!
¿Qué estarás haciendo? ¿A quién estás mirando?
Pareces relámpago incendiando un espejo. Subes por las noches a mis manos y te sostengo. Pero no tengo dónde dejarte y levantas el vuelo.
Y te vas alejando y alejando y alejando.
Eres como los sueños. Y yo sueño todo el tiempo.
Camino, recorro las palabras. Cada esquina es un largo, muy largo cuento, que me dice que me estoy perdiendo.
¿Cómo eres? ¿A dónde miras, a qué ríos, a qué cauces, a qué mares?
Se acabó la tarde.
Afuera está anocheciendo. De alguna manera, no sé cómo, la ciudad se fue despejando, y hoy se ve un cielo demasiado claro. Estoy pensando, y escribo lo que pienso. Los árboles parecen espectros, profundos como la luz de tus manos. (No sé que decir, es cierto, a veces mi ánimo se derrumba).
¡Ir me suena tan raro!
¿Qué estarás haciendo? ¿A quién estás mirando?
Pareces relámpago incendiando un espejo. Subes por las noches a mis manos y te sostengo. Pero no tengo dónde dejarte y levantas el vuelo.
Y te vas alejando y alejando y alejando.
Eres como los sueños. Y yo sueño todo el tiempo.
Camino, recorro las palabras. Cada esquina es un largo, muy largo cuento, que me dice que me estoy perdiendo.
¿Cómo eres? ¿A dónde miras, a qué ríos, a qué cauces, a qué mares?
Se acabó la tarde.
Hoy soñé toda la noche contigo. Es demasiado confuso esto que pasa. ¿Quién habita a quién? ¿Por qué el sueño en el que apareces repetidamente, reiteradamente?
Hoy, mientras estabas en la película, llovió. Hermosa es la lluvia siempre. Hasta cuando enfurecida está.
Y yo sigo soñando. Tengo un hueco en el pecho. Y, encima de todo, no puedo escribir.
Hoy, mientras estabas en la película, llovió. Hermosa es la lluvia siempre. Hasta cuando enfurecida está.
Y yo sigo soñando. Tengo un hueco en el pecho. Y, encima de todo, no puedo escribir.
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