Se reía para que la escuchara. Nada entonces me parecía más hermoso en la vida. Piel blanca, ojos verdes, pies desnudos y un sillón para no sentirnos solos. No osaba tocarla. La noche avanzaba y me alejaba de ella. A la mitad de la noche se levantó y se dirigió a la puerta, la seguí con cautela. Abrió y esperó que llegara, me recargué en el marco de la puerta y me quedé mirándola. Dime que me quieres, dijo, y no le contesté. Luego regresé al sillón para seguir soñando. Y ella se reía, con risa tonta se reía.
8 comments:
Hay sueños que uno quisiera retener con ansias, pero no se puede, siempre se acaban cuando nos caemos de la cama o cuando el sol nos da la típica y maldita cachetada con guante blanco mientras apretamos los ojos y nos decimos: duerme, aun hay tiempo, no te vayas, sigue soñando…
Sueños, risas, ilusiones, palabras potentes, sensibilidad creativa.
me gustan tus escritos
La escena ideal, carajo, uno debiera poder hacer guiones para soñarlos.
Un abrazo
Leí por tercera vez tu relato y entonces pude estar en la escena. Al principio me pareció tan solo la imaginación masculina, superficial, solitaria. Luego le tomé sentido, me gustó cómo cerraste el momento con el inicio. Para volver a comenzar a soñar, solo. Recordar.. soñar, ya no se sabe a veces qué se hace. Recordar... soñar, vivir. Es curioso, aun tengo la risilla en mi mente, sentí que la escuché.
Espero entiendas, y haberte entendido.
Sigamos, entendiendo... conociendo.
Dra. P.
P.D. Yo también.
Tus relatos son cotidianos, naturales, espontaneos... seguire dandome la vuelta por aqui...
Quisiera reírme con sonrisa tonta... como ella.
Dra. P.
Soñar...
que especial este relato.
Saludos.
Me encantan los relatos cortos porque dicen justo lo necesario. Qué bien te dediques a ellos.
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