En el filo de una clásica mañana,
de sol y viento nocturnal,
la luz reprende los oscuros
negros brillos, brillos negros, de la mar.
Al filo del abismo se descubre
la mañana en completa oscuridad,
con rocío y nubes blancas recubre,
de sombras y tinieblas, la ciudad.
Amanece. El día avanza.
Se retira (tras de sí las horas largas se destiñen),
bajo el peso cansado de la edad,
canas negras, desvanece,
brillos negros, negra noche, oscuridad.
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