Sunday, October 22, 2006

Cuesta tanto devolverle al tiempo los trabajos y los días,
dejar la puerta abierta y ver entrar quejidos,
gritos falsos y ebrios.

Basta con decir: qué feliz soy
para llorar entristecido,
amargamente entristecido.

Los otoñales vientos despejan las mentes
de los vagos, las prostitutas y los poetas;
dejan letras en las calles y las hojas
de los árboles que, inquietos, juzgan.

Ahora el pudor se dibuja en mi mente,
fragmentos de un día lluvioso sentado en la banqueta
esperando el aullido de un feroz niño de cuatro años
sentado esperando en la banqueta.

No son los días o el trabajo cansado este que invade
las palabras,
no es el sueño quejumbroso,
ni el límpido sudor de un día de octubre.

Es la cama bañada de tus sueños,
de esta vida que necesitó traerte para recordarme entero,
para despedirme sin decirte nada y sin saber que te ibas,
para recortar distancias y pegarlas juntas
alrededor de las manos, de tus ojos, de tus senos.

Cuesta trabajo devolverme al sueño
al día que tanto trabajo en sí mismo aflige,
a los trabajos y a los días.

8 comments:

Cristibel said...

Refugiarse en el recuerdo para salir de la rutina... cuando a su vez la rutina se hace poesía...

federico said...

cristibel:
No recuerdo la última vez que la rutina se hizo poesía. Mucho menos cuando la poesía se hizo rutina.

Un beso

Anonymous said...

Federico, no crees que ya es tiempo de cambiar de piel?

federico said...

anónima:
A veces cambiar de piel no significa haber cambiado de alma. Si vieras mi piel sabrías que ha cambiado mi alma y que las letras son letras de todos, no necesariamnte mías. Bienvenida de nuevo.

Albacrepuscular said...

Maravilloso reencuentro con mi patria, saludos de una luna exiliada que habita de en el Caribe. Hay miradas que matan y hay otras que quedan grabadas para toda la vida. Me fascino descubrir una voz antagonica en mi blog que se deja seducir por ojos extra;os
Saludos

Just Alma said...

Este poema Federico, lo tuve que leer 5 veces, a lo largo de estos días. Hoy lo he entendido bien, y debo decirte que espero en algunos años se encuentre impreso en algún libro tuyo. Y yo lo pueda comprar en la Librería Gandhi.
Es un poema muy muy triste. Y no por que la tristeza sea el tema principal de esta prosa, sino porque el amor tiene muchas facetas, y ésta es una de ellas.
Felicidades, por tu sensibilidad.

Un abrazo sincero,

Alma

Anonymous said...

Eso de "basta decir qué feliz soy para llorar entristecido", me pareció cómplice y real.
Un abrazo

Antagónica said...

esto es un excelente "trabajo"