Pues así llego a 30 años de vida. Y aunque nada mal -tengo un empleo que me encanta: doy clases en tres universidades, desarrollo proyectos arquitectónicos y ejecutivos, trabajo en la edición de libros y todavía me queda tiempo para ir al cine- no es suficiente. Porque el rumbo de mi vida en algún momento cambió y es distinta a como me hubiera gustado vivirla. Es cierto, tengo un hijo hermoso, pero no era mi mayor ideal tener que verlo sólo los fines de semana.
El desahogo es parte de cumplir 30 (y 31,32,33...) un mero pretexto para sentarse a pensar, reflexionar sobre el futuro y continuar haciendo lo mismo que hasta ahora se venía haciendo, sólo que aderezado con sentimientos de culpa, orgullo, impotencia, alegría o desilusión producto de esa intensa y rabiosa reflexión.
Al final, me pregunto para qué demonios realizamos esta introspección, para qué nos quejamos del pasado si aun cuando nosotros quisieramos cambiar, las cosas a nuestro alrededor no cambian (el peje seguirá apareciendo en las noticias, rediez y Barnie el dinosaurio seguirá atormentándome con sus canciones). Y así sucesivamente.
No debo quejarme, tengo una familia estupenda que me apoya incodicionalmente siempre para bien y para mejorar, unos padres maravillosos, unos hermanos de lujo, un sobrinito que no habla y un hijo que me hace la vida encantadora, pero si sólo hablara de lo bien que me va no escribiría este post donde me quejo de que no vivo a los 30 años como yo quisiera, como hace 10 años me imaginé viviendo.
A fin de cuentas, qué aburrida sería la vida si no hubiera pretexto para emborracharnos, escribir cartas de desamor, cambiarnos de ropa dos veces al día, despertar a las 2 de la tarde con la ropa del día anterior; esa vida imperfecta que nos hace humanos, libres de equivocarnos para aprender. Pero con moderación. No vaya a ser que dentro de unos años tantos errores pasen sin aprendizaje, digo, tengo 30 años y cada año que pase quiero aprender más equivocandome menos.
La tarea es grande, saber que quiero vivir mejor con lo que hasta ahora he construido, para que cuando me toque mirar hacia atrás mire con una gran sonrisa y pueda decir que no me arrepiento de nada.
3 comments:
Hola, aqui estoy, leyendo tus pensamientos, que como estímulo penetran en mi cabeza, generan mil ideas y sin embargo, callan mis palabras...
¡Feliz cumpleaños! Te quiero mucho,
Adry
Fico:
Los 30, vaya tema. Hace 4 años, cuando me llegaron a mi, no hubo crisis, sino catarsis. No es tan grave, desconozco quién haya cumplido sus metas a esa edad, siempre hay más. Me vienen a la mente las palabras de Ayrton Senna refiriéndose a los límites, plabras más, palabras menos, decía: "Siempre hay un límite, y cuando llegas a él te das cuenta de que todavía puedes ir más lejos, más rápido, más allá de lo nunca imaginado".
FELICIDADES!!
Adriana
Lo mejor de todo es que tengo amigos como tú. Qué haría si no pudiera quererlos!
Manelich.
Sí, más que crisis, catarsis. A esta edad me siento invencible. Qué me avienten más límites, que siempre es motivante romperlos.
Un abrazo amigo, y gracias.
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