De tu ausencia mi cuerpo está cubierto
mientras busco, implorando nunca hallarte,
-y las letras te miran (pude amarte)-
la caricia que esfume este desierto.
Pero es vano el intento. Nada es cierto,
ni la muerte, esa piel que en otra parte
de mi piel amó la tuya. Y el arte
del amor que profesas es incierto.
Y cada vez que encuentro tu figura,
en la cama, en las sábanas, me embiste
aquel dulce sabor de tu hendidura
y crece en mí el desierto que me diste:
esta ausencia incesante que devora
mi piel, a cada instante, a cada hora.
4 comments:
¡Hermoso, como siempre!
Un abrazo
Ese soneto es como un natural de Silvério Pérez con plaza llena y buen toro.
Salud!
Gracias cristal.
Manelich: Después de haberme puesto a investigar quién carambas es Silverio Pérez (matador allá por los 40's) y después de buscar qué es un natural, he llegado a la conclusión de que mejor uno de estos días voy a la plaza México para ver si tu comentario es un elogio.
Gracias por tu visita.
Federico:
No hay escena más estética y emotiva, que un natural de torero fino frente a un toro de calidad. Tampoco hay olés más alargados y sentidos como cuando la plaza está llena y se da la escena descrita en el anterior párrafo.
Ojalá te quede claro, ahora sí.
Post a Comment