A veces cuando escribo temo no ser lo suficientemente absurdo, indecente, ufano o rencoroso.
Temo no poder gritar por las calles, con loco frenesí, que todo esto, la mesa, el piso, tu cuerpo o tu silencio son parte de mí que no conozco.
Me da pena reír porque hay quienes se mueren de letras, apenas recordadas por la tierra que los cubre.
Me da miedo mirarte y no tener otra certeza que saber que llegará la noche y cerrarás los ojos y roncarás tan plácidamente abrazada de sueños en los que no aparezco, miedo de verte dormida suspirando a pierna suelta, tan tú, tan voluptuosa, tan infantil, tan cansada, tan respirando sin mi, me da miedo.
De nuevo alguien hiere mi pecho y no le importan mis lágrimas.
Alguien debe saberlo, pero no tú. Porque tú duermes tan profundamente que no oyes que caigo sin saber de dónde asirme si te miro dormir porque no sabes.
Alguien debe escucharlo todo, alguien debe mirar cuando es de noche.
Alguien debe señalar la luna mientras está despierto, temeroso de que caiga la noche y no despiertes.
1 comment:
Me encanta como escribes y como lo expreses, la verdad.
Un real placer conocer tu espacio.
Te seguiré leyendo.
Un abrazo
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