A las 5:45 de la tarde de un jueves de junio, un hombre recordó
un amor perdido mucho tiempo atrás. En ese mismo instante una joven rozaba la
mano de otro joven. A esa misma hora ambos suspiraron. Sus suspiros, emitidos desde
polos opuestos, quedaron suspendidos en el aire, hasta que ráfagas de viento
los impulsaron por cordilleras, selvas, ríos y mares. A las 6:05 de una mañana
de invierno, los dos suspiros se encontraron a mitad del Pacífico, maduros,
como nubes. Sus curtidos vapores se estudiaron mutuamente y al final, y sin
poder evitar el movimiento natural de las corrientes marinas, se unieron desatando
un tornado de inmensas proporciones. La lluvia que se desplegó por todo el
mundo mojó una partitura de Bach que un hombre se apresuró a recoger para entregársela
a su dueña, quien, al verlo, reconoció a su amor perdido y, emocionada,
suspiró. Esa misma lluvia tocaba, al mismo tiempo, el rostro de un joven que se
despedía de su madre que lloraba su partida, y suspiró.
No comments:
Post a Comment