Tuesday, September 09, 2014
Carta 1
Llegué y soñé contigo, las otras cosas que siempre pasan inadvertidas
me dijeron que te hablara. Había una letra tirada en el suelo, junto a
mi camisa y mis zapatos, la tomé cuidadosamente y me sonrío cansada.
¿Dónde estabas tú? En todo mi cuerpo, inundaste mi alma y te esculpiste
en mi corazón, te grabaste en mi mente. La única cosa que sigue siendo
mía son éstas palabras tuyas, éstas palabras que comparto contigo,
estas palabras que salen de un cuerpo que se piensa tuyo. Hoy hay una
gran calma en esta oficina de dos computadoras y una mesa grande y un
escritorio y unas sillas. Y me siento volar por las notas de la música
que sale inclemente hacia mis oídos. Hay tantas palabras en este día,
hay tanta ascendencia pesando en mi cuerpo, libros, inmensidades de
libros que me hablan de ti. La tarde pasará y me tomará cansado.
Hoy quise dedicarme a ti un poco más que ayer. Tendré tu nombre y tu
imagen mientras dure la vida. El mundo es el amplio horizonte de tus
ojos. Mi alma aguarda paciente para llegar a ti. Es el silencio de las
cosas que me hablan de ti, las letras atrapadas en la pantalla y en la
hoja que no es hoja sino espacio arrullado en la mirada. Todo sigue
siendo tormenta en el desierto, huracán en el oasis: el momento que me
arrastra a la dulce fragancia de tu nombre.
Te extrañaré mientras las horas pasen. Te buscaré siempre.
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