Cuántos témpanos se alzan
y titilan ante el trino,
cuán cobardes sus tridentes
que entre dientes nos repiten
maldiciendo nuestras letras,
letras vagas, vagabundas,
que al estero, a trompicadas,
caen cual truenos
y devoran las metáforas sin hilos.
(Los títeres reclaman, mientras tanto,
a los truenos y a los témpanos,
sus trinos).
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