Tuesday, September 09, 2014
Carta 2
En la sobremesa hay un pan dejado apenas como intuido
por la noche que va cayendo, alrededor nada. Afuera
hay una tormenta de lodo que es barro que es arcilla
que me aprehende y sólo puedo mirar. Miro la luna,
debajo a la izquierda si te fijas bien, Aldebaran. Hoy
debe estar a un lado de la luna, mañana se habrá ido.
Lo más cercano es la luz. Eso es lo que me gustaría
ser: un pequeño destello de luz para llegar a ti a
penas lo pienso. No debería tardarme nada, apenas un
parpadeo y mirarte hasta consumirme. Sigo atrapado por la
tormenta y sólo pienso en ti. Dejé un sabor de sal en
tus labios con mis últimas palabras. No es que ya sea
demasiado tarde, es que simplemente pensaba en algo
que estaba más allá en el tiempo, contigo yo, solos
más allá del tiempo. No quise herirte, pero mi torpe
andar hizo que me atrapara el lodo. La vida vale
todos los días, desde el amanecer hasta el ocaso. Y
sin embargo, un día vale más. (Una vez escribí un poema
titulado cinco de junio). Las cosas son cada vez más
entendibles y se conjugan en todo.
Cada noche en vela es un preludio para un sueño
furtivo en el que apareces intempestivamente (de
nuevo, como siempre) (siempre en un resumen de la
eternidad) (sin embargo no soy eterno) (pero si me
nombras seré eterno).
Hoy soy un fugitivo de tus palabras igual que cada vez que
abres una carta y no me ves, sino mis
palabras, y me imaginas (¿en dónde me imaginas?). Todos
los días, sin abrir una carta tuya, te imagino.
(Algo en tí debería decir: fe de erratas, donde dice
vete debe decir regresa, en donde dice forzes debe
decir forces).
Algo en mi debería decir: fe de erratas, donde dice
"es otro día" debe decir "es el día de tu santo" (Si
no apareciste ese día en la tierra, celebraste que
alguien te dejó su nombre)(Los santos, aunque lo somos
también, sin completar)
Hoy tampoco es un día cualquiera, me compadecí de mí.
Perdona este final tan brusco, pero son los finales
que no se disfrutan. (Como cuando tus lágrimas caen al
teclado llenas de rabia, que se disuelven en las
letras que leeré mañana, pasado mañana, tal vez nunca,
como tus ojos dejados a la rivera de tus lágrimas,
lejanos de mis labios hambrientos de tus otras
lágrimas, de tus labios con sabor a sal)
Y sin embargo extrañándote...
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