Tuesday, September 09, 2014
Carta 3
Últimamente me ha dado por escribir
muy bajo, así, con tonos bajos, monótonos y
minimalistas, con un gusto extraño por lo oscuro y por
lo que se destruye con la palabra. Porque la palabra
puede ser la mejor amiga de mis enemigos o la enemiga
de mis mejores amigos, todo tiene su espejo siempre,
(diría un poema de Bonifaz Nuno: y te miro desde un
espejo donde alguien nos mira)
Pero no me pierdas la paciencia porfavor. Porque
si he de vivir sólo una vez ¿por qué no hacer hasta lo
indebido? Como emborracharme (y sólo una vez y ya)
hasta no poder hablar o bailar hasta que se acaben
las horas o decirte solamente hola (que bien cabe dentro
de lo indebido).
Ahí esta la prueba de todo, la huella de la
existencia, de vez en vez decirte solamente hola, como
estás y dejar las letras con su respectivo silencio,
bien calladas, para que no se salgan a decir cualquier
cosa.
Pero mira, no me tengas piedad, puedes gritar, hacer
tu carta con mayúsculas (según recuerdo tú me dijiste
que escribir con mayúsculas en el idioma de la red era
escribir gritando). Grítame como si fuera tu último
sonido y luego bésame, regálame un beso como si fuera
el último y el más indispensable, el más enamorado;
abrázame como si yo no existiera, fúndeme contigo,
para que sepas que al estar a tu lado no soy un sueño o un fantasma o acaso solamente
un espejismo.
Si te desespera diciembre ignóralo, olvídalo que te
sea indiferente, no lo recuerdes ni lo nombres, pues
¿qué tiene que hacer en tu memoria si no te gusta?
Quémalo con su navidad y su año nuevo y su 12 de
diciembre y sus posadas y las reuniones familiares.
Invéntate otro mes, otras noches, otros conjunto de días,
otras semanas, invéntame contigo si quieres o
déjame abandonado a la suerte de mi diciembre.
Y en enero sal y regala un beso infinito y un abrazo
de vía láctea, se de nuevo tú y vive como si nada
hubiera pasado.
¿Quién si no tú lo notarías?
Por mientras, que viva Cartagena con su reinado, que
viva Manizales con su café de grano, que Viva Medellín
y su alumbrado de diciembre.
A mi no me tengas piedad y recuérdame con todo el
fervor que te provoque mi ausencia.
Tu embelesado de muerte a tu belleza,
tu apenas nombrado enamorado,
tu disidente apátrido en la tierra.
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